Tesla ha dado un paso importante hacia el futuro del transporte con el inicio de su servicio de robotaxi en Austin, Texas. Sin embargo, esta primera fase de despliegue no será completamente autónoma: cada viaje incluirá un «monitor de seguridad de Tesla» en el asiento delantero para supervisar el trayecto. Aunque se trata de una prueba limitada, marca el comienzo de una estrategia que podría redefinir la movilidad urbana en los próximos años.

Primeros viajes con vigilancia humana

El servicio, que comienza oficialmente el 22 de junio, ha sido abierto solo a un grupo selecto de usuarios conocidos como «Early Access Riders». Estos pasajeros recibirán viajes en un Model Y autónomo, pero bajo estrictas condiciones. Entre ellas, la presencia de un monitor de seguridad en el asiento delantero, lo que deja en claro que, aunque el vehículo se conduzca solo, Tesla aún no está lista para dejarlo sin supervisión humana.

Esta figura del monitor funciona como una especie de árbitro silencioso: no toma el control del vehículo, pero está allí para intervenir si algo sale mal. No se han detallado sus facultades técnicas, pero su presencia implica que Tesla está actuando con cautela, incluso cuando promociona una tecnología de conducción 100% autónoma.

Limitaciones operativas en esta fase piloto

Por ahora, el servicio está restringido a una zona geográfica limitada, lo que significa que los vehículos solo podrán circular en áreas específicas dentro de Austin. Los aeropuertos están fuera de los límites permitidos, y las condiciones climáticas adversas podrían suspender la disponibilidad del servicio.

También hay una ventana horaria estricta: los viajes solo pueden solicitarse entre las 6 de la mañana y la medianoche. Y a pesar de las expectativas, solo habrá 10 unidades disponibles al principio, lo que hace que esta fase se parezca más a una prueba controlada que a un lanzamiento comercial completo.

El Model Y como protagonista temporal

Para esta etapa inicial, Tesla ha elegido al Model Y como su vehículo principal. Este SUV eléctrico, ampliamente utilizado en sus flotas, se adapta bien a la tarea por su tecnología integrada y su experiencia previa en sistemas de asistencia a la conducción.

No obstante, el objetivo de la empresa es utilizar esta fase para preparar el terreno para el Cybercab, un modelo específicamente diseñado como robotaxi, cuya producción no empezará antes de 2026. Por ahora, el Model Y cumple el papel de conejillo de indias tecnológico.

Competencia en el horizonte: Waymo ya está en la ciudad

Tesla no es la única empresa que apuesta por el transporte autónomo en Austin. Desde marzo, Waymo, filial de Alphabet (la empresa matriz de Google), ofrece servicios similares en la ciudad. Waymo ha acumulado más experiencia en operaciones sin conductor, y su presencia representa un desafío directo a Tesla en este nuevo terreno de la movilidad urbana.

La carrera por el liderazgo en los vehículos autónomos se ha intensificado, y Austin se ha convertido en uno de sus escenarios clave. Tesla aporta su popularidad y su capacidad de producción a gran escala, mientras que Waymo presume de una trayectoria más larga y de haber operado ya sin supervisores humanos en otras ciudades.

Un experimento con proyección de futuro

Aunque esta primera etapa tenga un carácter limitado y vigilado, es innegable que se trata de un paso importante para Tesla. Como cuando se lanza una versión beta de un software, la compañía busca recopilar datos, afinar detalles y anticipar problemas antes de abrir el servicio a un público más amplio.

Las decisiones de Elon Musk y su equipo parecen guiadas por una estrategia de avance prudente. Antes de liberar completamente sus robotaxis, quieren asegurarse de que el sistema responde de forma fiable en condiciones reales. Y para eso, los primeros usuarios funcionarán como una especie de «pilotos de prueba» dentro del ecosistema urbano.